Un noviazgo en 1920, homenaje a Bogotá y a la sabiduría de nuestros mayores
- Juan K LiBre
- 4 ago
- 2 Min. de lectura
RECONCILIACIÓN Y PAZ A TRAVÉS DE LA MEMORIA AFECTIVA
1. Reconciliación con nuestras raíces
La obra permite mirar el pasado sin nostalgia ingenua, sino con ternura crítica: recuperar los valores, los silencios, los conflictos y también las violencias simbólicas dentro de la familia.
Reconciliarnos con lo que fuimos es el primer paso para construir un presente más justo, humanizando al otro, que nos lleva a respetarlo.

2. Sanación a través del diálogo intergeneracional
Abuelos, hijos y nietos pueden reconocerse en escena. El público comparte recuerdos, se ríe de sus propias historias, se reconcilia con figuras maternas, paternas, y consigo mismo.
La obra propone que el teatro puede ser un espacio de escucha, perdón y encuentro.
3. La familia como semilla de paz
En 1920 no todo era ideal: había reglas, castigos, desigualdades. Pero también había ternura, ritos, respeto. La obra muestra cómo transformar lo aprendido, lo heredado y lo silenciado, en herramientas para construir paz en casa y en comunidad.
4. Humor y arte como puente emocional
El humor de la obra permite hablar de lo difícil con ligereza, y eso abre puertas al perdón. Reír juntos es una forma de reconciliarnos. Esta obra no impone discursos, los despierta desde la emoción compartida.
SINOPSIS DE UN NOVIAZGO EN 1920
Una deliciosa y aguda comedia que nos transporta a la Bogotá de principios del siglo XX, donde el amor, las buenas costumbres y la severidad familiar tejían los códigos de una sociedad conservadora y profundamente contradictoria.
"UN NOVIAZGO EN 1920" es una pieza clásica del reconocido escritor Álvaro Salom Becerra, cargada de humor negro, ironía fina y una crítica social sutil, que nos invita a revivir —y a cuestionar— las tradiciones de una época en la que el matriarcado se camuflaba tras la aparente sumisión, las novias eran "muy decentes", los pretendientes entraban a casa bajo estricta vigilancia, y el temido “pecado” era el centro de todas las tensiones familiares.
A través de escenas cargadas de gracia, nostalgia y ternura, el espectador se sumergirá en un mundo de patios con olor a eucalipto, vestidos de encaje, serenatas y miradas furtivas, en el que cada detalle ha sido cuidadosamente ambientado para evocar los sentidos y la memoria.
Este montaje es un homenaje a Bogotá en su mes aniversario, y al mismo tiempo un reconocimiento a nuestros adultos mayores, verdaderos guardianes del lenguaje, la historia y las costumbres que nos definen. Una invitación a reir, recordar, sentir... y a rendir tributo a las raíces que nos han construido.
Lugar: TEATRO BERNARDO ROMERO LOZANO
Dirección: Calle 46 No. 28-30, barrio Belalcazar en Teusaquillo.
Hora: a elección, dependiendo de la tipología del público.
Aforo: 120 butacas
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